San Juan de la Cruz y su Noche oscura del alma.

El día que leí este poema brotaron de mis ojos lagrimas infinitas de amor y tristeza, angustia y placer. En ese instante que parecía eterno, pude vislumbrar el autentico amor a Dios por unos segundos. Experimentar ese espacio de paz, amor, infinitud y calma mientras todo a mi alrededor parecía derrumbarse. 

Pude ver mi soledad lastimada a lo lejos y lo amada que había estado siendo por años sin darme cuenta, sin siquiera poder apreciar el dolor amor que al cabo de los años me viene conduciendo hacia dentro.

De esta manera llego a mi San Juan de la Cruz.


 1. En una noche oscura,

con ansias, en amores inflamada,
¡oh dichosa ventura!,
salí sin ser notada
estando ya mi casa sosegada.

2. A oscuras y segura,
por la secreta escala, disfrazada,
¡oh dichosa ventura!,
a oscuras y en celada,
estando ya mi casa sosegada.

3. En la noche dichosa,
en secreto, que nadie me veía,
ni yo miraba cosa,
sin otra luz y guía
sino la que en el corazón ardía.

4. Aquésta me guiaba
más cierto que la luz de mediodía,
adonde me esperaba
quien yo bien me sabía,
en parte donde nadie parecía.

5. ¡Oh noche que guiaste!
¡oh noche amable más que el alborada!
¡oh noche que juntaste
Amado con amada,
amada en el Amado transformada!

6. En mi pecho florido,
que entero para él solo se guardaba,
allí quedó dormido,
y yo le regalaba,
y el ventalle de cedros aire daba.

7. El aire de la almena,
cuando yo sus cabellos esparcía,
con su mano serena
en mi cuello hería
y todos mis sentidos suspendía.

8. Quedéme y olvidéme,
el rostro recliné sobre el Amado,
cesó todo y dejéme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado.


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